¿Cómo son los canadienses?
Los canadienses provienen de diversos orígenes culturales,
raciales y religiosos. En la identidad colectiva de la nación sobresalen las
idiosincrasias de los tres pueblos fundadores: los indígenas, los franceses y
los británicos.
La sociedad actual es en gran parte el legado de las
civilizaciones cristianas de habla francesa e inglesa que colonizaron la
región. Francia e Inglaterra transmitieron las instituciones jurídicas y
democráticas y los valores universales de justicia, igualdad y supremacía de la
ley.
Adicionalmente, las sucesivas oleadas de inmigrantes
provenientes de todas partes del mundo han aportado una variedad étnica y
cultural que hoy permite definir a Canadá como una nación multicultural,
abierta y tolerante, que celebra la diversidad y reconoce la abundancia
multiétnica como un rasgo definitorio de su identidad nacional.
En consecuencia, el estilo de vida canadiense favorece el
derecho de todos los ciudadanos de diferentes orígenes a expresar y compartir
sus creencias, tradiciones y hábitos.
Sin embargo, Canadá posee valores, principios y tradiciones
fundamentales que guían el comportamiento de sus nacionales y cuyo respecto y
seguimiento constituyen un deber de todos los ciudadanos.
• Justicia, tolerancia y respeto
Tres valores de suma importancia en la sociedad canadiense.
Resulta inaceptable cualquier tipo de discriminación fundamentada en la raza,
la edad, le religión, la etnia, la orientación sexual o alguna discapacidad
física o mental. La discriminación está prohibida además en el ámbito del
trabajo, en especial en las ofertas de empleo, el proceso de contratación y las
condiciones laborales. Los canadienses se esfuerzan por tratar a todos con
equidad y justicia. La dignidad de las personas está bien establecida en las
leyes y las tradiciones del país. La ley prohíbe el acoso bajo todas sus
formas.
• Igualdad de oportunidades e igualdad de géneros
Los canadienses creen en la igualdad como valor supremo.
Todas las personas son iguales ante la ley y tienen el mismo derecho a ser
protegidos y beneficiados por esta. La igualdad entre hombre y mujeres es
promovida y respetada. Por lo tanto, hombres y mujeres tienen el mismo derecho
de ejercer el oficio o la profesión de su elección. Canadá no consiente ni
permite prácticas culturales bárbaras, como la violencia conyugal, los llamados
“crímenes de honor”, la mutilación genital femenina o cualquier otro tipo de
violencia de género. Los culpables de estos delitos se castigan severamente en
Canadá.
• Libertad de culto y Estado laico
La sociedad canadiense es pluralista, respetuosa de la
libertad de conciencia y de culto. Prácticamente todas las religiones están
representadas en Canadá. La Carta Canadiense de Derechos y Libertades protege
la libertad de culto. También significa que los ciudadanos deben mostrar
respeto hacia las creencias de los demás. El Estado y sus instituciones, sin
embargo, son laicos, incluido el sistema escolar público. Se garantiza así que
las decisiones del colectivo se tomen en función del bien común y no de una
elección religiosa.
• La colaboración social, la paz y la libertad
La paz social es muy apreciada en Canadá. Se espera que sus
ciudadanos resuelvan sus problemas o divergencias dentro del marco de la
tolerancia y el respeto mutuo, valorando y promoviendo la paz. Por lo tanto, la
colaboración se estimula permanentemente y la negociación se practica como una
vía para lograr los acuerdos sociales. En Canadá las personas viven de manera
libre, en la medida en que este privilegio no entre en conflicto con la manera
de vivir de los otros ni quebrante la ley. Los derechos y libertades de la
persona se ejercen en un marco de respeto por los derechos y libertades de los
demás y por el bienestar común. Está prohibido el uso de la violencia.
• La democracia
El sistema político canadiense se basa en la libertad de
expresión y el derecho a la igualdad de las personas, así como en la
participación de los ciudadanos en asociaciones, partidos políticos e
instancias administrativas. Los ciudadanos pueden presentarse como candidatos a
una elección y tienen derecho a voto. Eligen a sus representantes en todos los
órdenes gubernamentales.
• El cuidado del medioambiente
Los canadienses cuidan celosamente el medioambiente y son
particularmente conscientes de la necesidad de proteger los recursos naturales
para las generaciones futuras. Creen firmemente en que el crecimiento económico
debe respetar las leyes medioambientales por el bien de la sociedad.
Los ciudadanos frecuentemente se implican en actividades
ecologistas como programas de reciclaje, el cuidado de parques y espacios
verdes públicos, la protección de los animales y el control del consumo.
La utilización de la bicicleta y del transporte público y
comunitario constituye un hábito bien extendido en la población. Para ahorrar
combustible y reducir la contaminación, muchos ciudadanos prefieren participar
en los programas de transporte particular compartido antes que comprar un
vehículo. Cuando la distancia lo justifica, caminar es otra opción muy empleada
por los canadienses para contribuir activamente con el cuidado del
medioambiente.
El modo de ser canadiense
¿Existe un típico canadiense? Resulta difícil responder. Hay
muchas influencias culturales en la idiosincrasia canadiense, principalmente de
Francia y del Reino Unido, pero también del vecino y socio comercial Estados
Unidos.
En consecuencia, es ardua la tarea de perfilar un canadiense
que represente cabalmente a su país. En términos generales, se les tipifica
como generosos, pacíficos, compasivos, honestos y amistosos.
En los espacios laborales canadienses se encuentran personas
procedentes de variados contextos culturales, diferentes por su edad, sexo,
etnia, educación o idioma materno. Esto se explica porque Canadá es una nación
predominantemente multicultural donde la gente proviene de variadas condiciones
de vida y cultura y trabaja como equipo. En consecuencia, para muchos la
conducta pública canadiense resulta más conservadora que aquella a la que ellos
están acostumbrados, mientras que otros grupos pudieran tildarla de más liberal
que la suya. Así se comprende cómo innumerables visitantes califican a los
canadienses como impersonales y secos; en tanto, otros los consideran muy
amistosos.
También hay que resaltar que las normas sociales – regidas
por el uso y no por la ley – regulan muchos tipos de comportamientos en Canadá
y algunas tradiciones definitivamente se imponen. Pese a ello, la mayor parte
de los canadienses comparten algunas características culturales.
• Patriotismo y fuerte conciencia de diferenciación nacional
Los canadienses son nacionalistas. Profesan amor por la
patria y los símbolos del país, están orgullos de sus sistemas educativo y de
salud, universales y gratuitos, y admiran los principios democráticos y de
tolerancia y respeto por la diversidad que caracterizan la sociedad canadiense.
Expresan libremente estos sentimientos portando con orgullo los estandartes de
la nación. Cuando viajan cuelgan en maletas y mochilas la bandera canadiense y
muchas veces lucen gorras o franelas con los símbolos patrios, como la flor de
arce, el castor o las insignias de los equipos de hockey.
Los canadienses son muy susceptibles ante el hecho de que se
confunda su país con los Estados Unidos. Por esa razón, hay que ser muy
cuidadoso con esto, en especial si se viene de una nación diferente de los
Estados Unidos porque el acento canadiense (cuando se habla inglés) es difícil
de distinguir, aunque resulta absolutamente perceptible para los residentes
estadounidenses y canadienses. Tampoco conviene referirse a los Estados Unidos
como América, que es el nombre del continente del cual Canadá es el país más
grande.
Esta innegable conciencia del lugar de Canadá en
Norteamérica, no debe confundirse con odio o rechazo hacia los Estados Unidos.
Los canadienses aprecian a sus vecinos. De hecho, consumen los productos
culturales de Estados Unidos, vacacionan frecuentemente en ese país,
especialmente en la costa este, Florida y California, y a menudo establecen
amistad con los estadounidenses.
Por otra parte, Canadá para los británicos es notablemente
más británica que los Estados Unidos. En efecto, las diferencias lingüísticas
entre Canadá y el Reino Unido son menores, el sistema de medidas usado en ambos
países es el métrico y la Reina de Inglaterra (también reina de Canadá) aparece
en la moneda canadiense.
Los canadienses se esmeran por desmitificar los estereotipos
típicos de su gentilicio, como que pronuncian frecuentemente la vocal inglesa
“ou” como si fuera “oo”, diciendo “aboot” en lugar de “about”; que viven en un
clima gélido permanentemente; que suelen ser demasiado amables; que todos
juegan bien el hockey; o que conforman una nación militarmente débil.
• Equilibrio entre la formalidad y la informalidad
En términos generales, los canadienses se saludan con
sencillez: una sonrisa, una inclinación de cabeza, una breve frase. Cuando son
presentados, suelen estrechar la mano. Asimismo, aunque no gesticulan mucho con
las manos, no se censura un leve toque en el hombro o en el codo del
interlocutor durante una conversación; aunque casi desaparecen los besos y
abrazos cuando saludan a sus amigos. La excepción, sin embargo, se presenta en
la provincia de Quebec, donde se conserva la tradición francesa de dar un
‘”doble beso”, uno en cada mejilla, a manera de saludo amistoso o familiar.
Valoran el contacto visual directo durante las
conversaciones, pero evitan mirar directamente a los ojos a extraños, en los
servicios de transporte público o en presencia de grandes grupos de personas.
Se comportan, en general, con absoluta informalidad en el hogar, hasta el punto
de que algunas familias no se detienen en saludos y cumplidos y no se emocionan
abiertamente cuando alguien llega a sus casas o sale de ellas.
Con frecuencia, en la oficina son bastante informales y la
mayoría de los empleados se llaman unos a otros por sus primeros nombres, a
pesar de que las relaciones con los supervisores, con quienes hay que mostrar
un alto nivel de profesionalismo, son más formales. También diferencian muy
bien los asuntos personales y familiares de los propios del trabajo o del
negocio y el entorno donde se tratan unos y otros.
• La puntualidad
Factor clave de la vida canadiense. Siempre se debe llegar a
tiempo a la escuela, al trabajo y a cualquier reunión, a pesar del mal clima o
de los problemas de tránsito. Los impuntuales se arriesgan a ser despedidos de
sus empleos o suspendidos de las escuelas. En efecto, la puntualidad causa una
magnífica impresión.
Como norma tácita, los canadienses aguardan como máximo de
10 ó 15 minutos por alguien con quien concertaron una cita. Cuando se recibe
una invitación a casa de amigos, para una velada familiar, un concierto o
reunión fuera del trabajo, los anfitriones esperan que sus invitados lleguen,
como muy tarde, dentro de la media hora que sigue a la pautada.
• Igualdad, apertura y tolerancia
Canadá disfruta de una sociedad abierta y relativamente
libre de distinciones de clases. Sus nacionales, en general, testimonian y
practican la creencia de que todos los pueblos tienen los mismos derechos y
merecen respeto, sin importar su sexo, raza, religión o cultura. Por eso
resienten los comentarios que demuestran menosprecio por alguien tan solo por
un rasgo particular.
Por ser una sociedad multicultural que ha fomentado durante
siglos la inmigración, los canadienses se caracterizan por su apertura y tolerancia.
De hecho, especialmente en las ciudades más grandes, los asuntos de género son,
probablemente, más tolerados, por ejemplo: el respeto a los derechos de las
parejas del mismo sexo o la celebración con ellas del Día del Orgullo
Homosexual (Pride Day), el primer fin de semana del mes de julio.
En la vida familiar, debido a que el padre y la madre
trabajan fuera de la casa, ambos se consideran iguales y comparten las tareas
de comprar, cocinar, limpiar la casa y cuidar a los niños. Los canadienses también
estimulan a mujeres y hombres a incursionar en profesiones y oficios no
tradicionales.
Un número elevado de estos nacionales se declaran católicos
o protestantes, mas conviven con otros grupos religiosos con el mayor respeto.
Hay un alto grado de cortesía en los lugares de trabajo y a
nadie se le hace sentir inferior por el tipo de labor que hace o por la paga
más baja que recibe. A lo anterior se agrega que un individuo miembro de una
minoría étnica recibirá los mismos servicios de las oficinas públicas, bancos,
hospitales e instituciones educacionales, tal como los descendientes europeos,
y existen vías para denunciar el abuso o discriminación, si esto llegara a
ocurrir.
En lo referente a la autoridad ejercida por una persona, hay
que entender que la gente no tiene esa potestad solo por su nombre, estatus,
clase social o sexo, sino que se relaciona con su posición y responsabilidad.
En este sentido, las mujeres ocupan las mismas posiciones que los hombres y
ejercen la misma clase de autoridad. De allí que el soborno y otras formas de
corrupción son ilegales y ofenden a la mayoría de los canadienses, quienes
demandan siempre honestidad e imparcialidad de sus funcionarios públicos.
• Respeto, protección y conservación del ambiente y de la
salud en general
Los canadienses respetan el medio ambiente natural y exigen
que todos eviten dejar basura (papel de desecho y otros desperdicios) en la
calle o lanzarla desde los carros. Lo correcto es que cada quien conserve su
basura hasta el momento en que encuentre el recipiente apropiado para botarla.
Preocupados, además, por la salud de los ciudadanos, la
seguridad en general y la preservación del medio ambiente, el hábito de fumar
se ha vuelto cada vez más impopular y no se permite en la mayor parte de los
edificios federales, ascensores, aerolíneas, buses y otros medios del
transporte público. Tampoco, en muchos bancos, tiendas, restaurantes y otros
sitios públicos. Por añadidura, muchas familias no lo autorizan en sus hogares
y, si sus miembros no fuman, pudieran pedirle a un fumador que salga de la casa
para hacerlo.
Aunque no es obligatorio, muchos empleadores prefieren que
los trabajadores mantengan hábitos saludables (no fumar y practicar deportes o
alguna forma de ejercicio, por ejemplo) y ofrezcan una apariencia profesional
aseada y arreglada, con un vestuario formal, acorde con el lugar de trabajo.
Sin embargo, se exhorta a los empleados a no usar perfumes ni fragancias
fuertes que puedan perturbar a sus colegas.
• Tendencia al individualismo y a una conducta distintiva y
competitiva
Ciertamente se inclinan hacia el pensar y obrar con
independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales y, en el lugar
de trabajo, favorecen, a menudo, la conducta competitiva, la cual se espera
también en las diversas actividades de la vida diaria. Los canadienses tienden
a evaluar objetividad y capacidad de análisis, buscan resultados en todos los
miembros de un equipo y aprecian, sobre los estilos autoritarios, la
responsabilidad, accesibilidad y habilidad para resolver problemas, así como la
capacidad de tomar la iniciativa y las propias decisiones con base en la
política de la compañía, de trabajar independientemente con supervisión mínima
y la habilidad de hacerlo bajo presión.
No obstante, del mismo modo, quieren que sus empleados
trabajen en forma cooperativa dentro de un ambiente de equipo, sigan las
directrices de sus supervisores, respeten los canales propios de autoridad
dentro de la organización, expresen sus opiniones y ofrezcan sugerencias.
Además, Canadá es una nación donde la originalidad y el
trabajo esforzado y perseverante son cualidades muy estimadas en todas partes.
En efecto, para algunos entendidos, una combinación de nivel de educación,
experiencia, trabajo duro y carisma constituye la clave del éxito para la mayor
parte de los empleados.
• Aferramiento al orden y a la ley
Los canadienses cumplen con sus obligaciones y respetan las
libertades individuales. Al mismo tiempo, esperan lo mismo de visitantes y
residentes extranjeros. Por ejemplo, la gente hace filas para ser atendidos en
una gran variedad de servicios (bancos, tiendas, trámites ante organismos
públicos). De modo que se respeta celosamente le principio según el cual se
atiende primero a quien llegó primero; pueden incluso enojarse si alguien no
aguarda su turno y pretende adelantarse impropiamente.
Los canadienses normalmente conocen y están conscientes de
las leyes que rigen el manejo de vehículos, lo referente a la seguridad del
chofer, pasajeros e infantes, los derechos y protección de los menores, la
ingestión de alcohol y drogas, el maltrato doméstico, la interacción con la
autoridad y oficiales públicos y policiales, entre otras.
• Cultura de servicio
Canadá es una sociedad de servicio y consumo, pero se
diferencia de la sociedad estadounidense. Por cuanto las tiendas compiten unas
con otras para atraer clientes, para un canadiense es sabio chequear y comparar
precios en los diferentes establecimientos antes de comprar. No es común en
Canadá regatear por un precio mejor, aunque casi todo el mundo pide rebaja
cuando adquiere artículos costosos como una casa.
La sociedad canadiense es una sociedad norteamericana, por
lo tanto es una sociedad con cultura de servicio y esmerada atención al
cliente. Aun, si quien lo atiende en un local comercial no recibe comisiones ni
propinas, le dará un trato cordial y lo ayudará a encontrar el servicio o el
producto que necesita. En Canadá al cliente le asiste siempre la razón y está
muy mal visto llevarle la contraria.
Muchos locales comerciales abren hasta el domingo y existen
tiendas que operan las 24 horas del día, como tiendas de conveniencia, algunos
restaurantes de comida rápida y farmacias. Sin embargo, la mayoría de los
comercios cierra temprano (entre las 5 de la tarde y máximo 9 de la noche) ya que
el tiempo de descanso es respetado como una prioridad.
En Canadá, un artículo puede ser devuelto sin ningún
problema mientras se conserve la factura de su compra.
• Sentido del humor
El humor ha sido, desde hace mucho tiempo, un rasgo
distintivo de la cultura canadiense. Se extiende más allá del ámbito normal de
las artes creativas hasta abarcar la vida diaria. Es incluso aceptado en
lugares donde el humor no se encuentra comúnmente. Sin embargo, es un humor muy
distinto al de los países hispanos, por lo que puede tomar tiempo llegar a
entenderlo y adaptarse.
A menudo, le humor canadiense se basa en bromas que parecen
burlas de la propia idiosincrasia. Por ejemplo, las comparaciones culturales
con Estados Unidos pueden ser una fuente de humor.
Destaca el famoso festival “Just for laughs” (“Juste pour
rire” se le llama en francés en la provincia de Quebec) que se realiza todos
los años y celebra el particular humor de los canadienses.
• Gusto por el hockey
Hay una idea compartida por todos los canadienses: el hockey
sobre hielo es el deporte nacional.
Fue desarrollado en Canadá en el siglo XIX y desde entonces
ocupa un lugar privilegiado en el gusto colectivo. Los jugadores destacados
pasan a ser verdaderos héroes nacionales, queridos y admirados por los aficionados.
La membresía a un equipo es una verdadera pasión que se mezcla con los
sentimientos regionalistas. Los espectadores asisten a los partidos locales
portando con orgullo los colores y símbolos de los equipos. Desde temprana
edad, los niños reúnen las tarjetas de los jugadores de hockey y las
colecciones se guardan como auténticos tesoros que se heredan durante
generaciones.
Muchos jóvenes juegan hockey en la escuela, en las ligas de
menores o en las calles silenciosas. Existen también ligas femeninas, cada vez
más generalizadas, sobre todo en la escuela primaria. Sin embargo, se trata de
un deporte costoso, que exige excelentes condiciones físicas y muchas horas de
entrenamiento. Por lo tanto, es falsa la idea, más o menos difundida, de que
todos los canadienses juegan hockey. Lo más seguro es que disfruten el juego
como espectadores, desde las gradas o en la comodidad del hogar mediante la
transmisión televisiva.
• Nación bilingüe
Canadá es oficialmente un país bilingüe inglés-francés. Sin
embargo, solo el 18% de sus ciudadanos se considera verdaderamente “bilingüe”.
El bilingüismo se restringe principalmente a Quebec, la provincia
oficialmente francófona de Canadá, donde un número significativo de la
población habla los dos idiomas, principalmente en la ciudad de Montreal.
Destaca también Nuevo Brunswick, la única provincia oficialmente bilingüe de
Canadá.
En todos los sitios públicos y entes gubernamentales, las
señalizaciones e informaciones están presentes en ambos idiomas. Para ser
funcionario público gubernamental, es imprescindible dominar tanto el inglés
como el francés.
Para ser ciudadano canadiense debe dominarse alguno de los
dos idiomas oficiales y es necesario que el candidato lo demuestre presentando
certificaciones lingüísticas reconocidas.
Desde 1970, Canadá es un miembro activo de La Francofonía,
una organización internacional que agrupa a 70 estados y gobiernos que
comparten el uso de la lengua francesa y reconocen la importancia de promover
iniciativas para el resguardo y la promoción del idioma francés.
La Francofonía resulta un foro multilateral para la
cooperación y el diálogo de los países francófonos. Funciona, además, como un
espacio para promover valores que son de importancia capital para los
asociados, tales como la paz, el fortalecimiento de la democracia, el respeto
de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el respeto por la
diversidad lingüística y cultural.
Canadá tiene la condición de miembro de la Organización
Internacional de la Francofonía (OIF), junto con las provincias de Quebec y New
Brunswick que son reconocidas como gobiernos participantes.
Las banderas de Canadá, Quebec y New Brunswick
representan oficialmente al pueblo canadiense en La Francofonía.