El proceso separatista en Quebec hundió la economía de la
zona
El PIB quebequés no sigue el ritmo del resto de Canadá,
mientras cae la población más productiva. Las empresas más relevantes y los
bancos salieron de Quebec ante el primer referéndum.
El ejemplo de movimiento soberanista en Quebec, tan valorado
por los separatistas catalanes, tiene una cara menos positiva: el paulatino
deterioro económico de la región canadiense. De 1981 a 2006, el PIB quebequés
creció un 2,3 por ciento de media, frente al 3 por ciento en el resto de
Canadá. Esa brecha de crecimiento, prolongada a lo largo de tres décadas,
supuso que el aumento de la riqueza rubricara un 76,6 por ciento en Quebec,
frente al 109,9 por ciento en el resto del país, según un informe del Instituto
Económico de Montreal.
Ahora mismo, el canadiense medio es 6.000 dólares (unos
5.400 euros) más rico que su equivalente quebequés. Las provincias más pobladas
y ricas (Alberta, Ontario, Columbia Británica) contemplan desde la distancia a
sus antaño prósperos vecinos quebequeses, y no sorprende percibir un cambio en la
conciencia colectiva quebequesa.
En 1976, el independentista Partido Quebequés (PQ) ganó las
elecciones y situó a su líder como primer ministro de la provincia. Hubo dos
referendos de independencia: en 1980 y 1995. La secesión perdió en ambos casos,
aunque en el segundo por un margen muy estrecho. Desde el mismo día en que se
comenzó a hablar de independencia, la provincia canadiense ha venido sufriendo
un prolongado declive económico y demográfico. El primer puesto de Cataluña a
principio del proceso autonómico en cuanto a riqueza también pertenece al
pasado.
Aquellos que ansían la independencia tienden a ignorar ese
negativo impacto económico. Es, sin embargo, incuestionable que la
incertidumbre de los acontecimientos políticos ha tenido claras repercusiones
económicas. Por lo pronto, existe un efecto en los mercados financieros con
subidas de los tipos de interés para financiar la deuda pública. Durante las
últimas elecciones provinciales, cuando parecía que el PQ podría formar
Gobierno y pedir un tercer referéndum, los bonos de la provincia se dispararon
por encima de los de la vecina Ontario, sobrecoste que se redujo pocos meses
después de los comicios. La incertidumbre afecta asimismo a la bolsa y las
acciones de las empresas. Según los especialistas, el referéndum de 1995
perjudicó en especial a las empresas basadas en Quebec.
Huida de bancos y empresas
La banca española ha advertido de que podría abandonar
Cataluña en caso de secesión. En Quebec ya ocurrió ante la sola amenaza de
independencia. Tras la victoria del PQ en 1976, los principales bancos
canadienses trasladaron sus sedes de Montreal, centro financiero de Quebec, a
Toronto. Nunca volvieron. Incluso el Banco de Montreal tiene hoy día, de facto,
su cuartel general en Toronto, y no en la ciudad que le da nombre, pese a estar
registrado allí.
Algo similar ocurrió con empresas y multinacionales. Según
un informe del Instituto Económico de Montreal, entre 1978 y 1981 (con el
anuncio del primero de los referendos), se marcharon 30 de las mayores empresas
canadienses. Literalmente, abandonaron Quebec. Con todo, Toronto, la capital de
Ontario, se ha consolidado como centro económico y financiero de Canadá. Hoy se
piensa en privatizar muchas de las empresas que se quedaron, siendo un tabú el
ramo de energía hidroeléctrica. Si la privatización de la industria pública más
importante de Quebec tiene lugar, se interpretará como una seria llamada de
atención a los movimientos cuyo objetivo es hacer de Quebec un Estado-nación.
Con ello se daría a entender que el sueño de la independencia de Quebec ha
permitido una mala gestión económica durante años.
El problema demográfico
En 1951, Quebec albergaba el 28,9 por ciento de la población
canadiense. El porcentaje ha caído al 23,6, destacando negativamente el éxodo
de jóvenes hacia otras provincias del país del que se quieren separar. De
hecho, entre 1981 y 2006, la población menor de 15 años cayó un 12 por ciento
en Quebec, mientras crecía un 7 en el resto del país. El rango de población más
productivo (entre 16 y 40 años) apenas crecía un 17 por ciento en esos 25 años,
según el Instituto Económico de Montreal, frente a un incremento del 40 en el
resto de Canadá.
Desde los años 70, el número de personas que han emigrado
rebasa el medio millón, destacando, además, el envejecimiento poblacional, que
empeora el problema de la deuda: más pensiones y más Sanidad con menos
cotizantes.
Las dos grandes áreas metropolitanas, Toronto y Montreal,
tenían en 1976 aproximadamente el mismo número de habitantes. Pero mientras la
primera ha más que duplicado su número, Montreal apenas ha crecido un 30 por
cien. Conviene recordar que Canadá es un país forjado en la inmigración (10 por
ciento). Si bien es cierto que el llamado "voto étnico" se ha
diversificado y el PQ cuenta con inmigrantes en sus filas, la mayoría de ellos
siguen sintiéndose tanto quebequeses como canadienses y por tanto contrarios a
la secesión.
Quebec es la única región con mayoría francófona (81 por
cien) y es una de las dos provincias canadienses de población mayoritariamente
católica. La religión ha dejado de desempeñar un papel determinante en la
disputa nacionalista.
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